TRES RECETAS DE PATÉ MUY FÁCILES
Patés de queso de roquefort, de queso de oveja curado y paté de “pringá”.
Elaborar patés caseros no tiene nada de complicado y nos asegura
la calidad de lo que comemos al librarnos de aditivos industriales y
conservantes. Además, suponen un éxito
asegurado para los aperitivos, los canapés y para hacer una deliciosa tostada.
En la fonda se toman como aperitivo con el vermú o con un buen vino, untados
siempre sobre el pan casero que preparamos. Hoy os enseño estos tres patés, tan
fáciles de preparar que casi no necesitan explicación.
Si sois amantes del queso, como es mi caso, encontraréis en
estos patés de queso una forma diferente de comerlos. Si el puchero de
garbanzos es habitual en vuestros inviernos, el paté de pringada os
sorprenderá.
Paté de roquefort con nueces y arándanos rojos:
Tan solo necesitas una batidora. ¡Y los ingredientes! En
cuanto a las cantidades, son
aproximadas, porque puedes añadir más o menos, si lo deseas, en función del
sabor que desees resaltar. Es decir, más roquefort en lugar de la nata, o más nata y menos roquefort.
Ingredientes:
250 g de queso roquefort
100 g de nueces peladas
1 cucharada sopera de nata o queso fresco batido
Un puñadito de arándanos rojos
Elaboración:
En el vaso de la batidora, echar el queso de roquefort, con la cucharada de nata y casi
todas las nueces y arándanos. Aproximadamente, reservo unas tres o cuatro
nueces y unos tres o cuatro arándanos. Bato los ingredientes hasta que las
nueces y los arándanos quedan bien triturados y la pasta resultante esté bien
ligada. Entonces, añado las nueces y arándanos reservados y trituro un poco,
para que resulten trocitos, muy pequeños. Si no se desean trocitos, se tritura
todo junto desde un principio. ¡Listo! El paté está hecho. Lo he presentado utilizando
un molde circular. Lo he presentado en utilizando un molde circular.
Paté de queso de oveja semicurado con ajo, pimienta, orégano y
AOVE:
Este paté resulta delicioso, aunque es un poco más laborioso,
porque hay que prepararlo con mortero. La cantidad de queso, al gusto. Es
importante que el queso esté a temperatura ambiente para que sea más fácil trabajarlo.
Lo partiremos en pequeños trocitos. Colocamos unos cuantos trozos en el mortero y empezamos a
machacarlos. Cuando empiece a formarse la pasta, añadimos un diente de ajo (se
puede prescindir de este ingrediente), un poco de pimienta y una pizca de
orégano. Añadimos un pequeño chorrito de un buen aceite de oliva virgen extra y
seguimos trabajando. Añadimos poco a poco más queso y pequeñas cantidades de
orégano, de pimienta y de aceite, hasta obtener la cantidad que deseamos hacer
y una textura adecuada para ser untado fácilmente.
Lo he presentado en un molde cuadrado y lo he servido junto a
membrillo casero y dulce de manzana, también casero. El contraste de sabores resulta maravilloso.
Paté de “pringá” y pimienta:
Durante el invierno, en la fonda es costumbre preparar al menos
un puchero por semana, por lo que tener los ingredientes listos para este paté
es habitual. “Pringá” es un término
muy andaluz que se utiliza para nombrar el conjunto de los ingredientes
cárnicos que se emplean para elaborar el caldo del puchero. Lo más habitual es
comerlos después de los garbanzos, todos muy picaditos y desmenuzados "pringándolos"
con trocitos de pan. Este paté supone una forma mucho más delicada de comer una
buena “pringá”.
En mi caso, para hacer el caldo de puchero utilizo: pollo, falda de ternera,
panceta salada y tocino.
Para hacer el paté, simplemente pongo todos los
ingredientes, después de haber hecho el caldo, limpios y deshuesados, y cuando aún están calientes, en el vaso de la batidora y voy
triturando. En general, el tocino ayudará a que se forme la pasta y quede bien
ligada. De no ser así, se añade un poco
de caldo, aproximadamente una cucharada, para que se llegue a la textura
adecuada. Una vez que está hecha, añadimos pimienta pasada por un molinillo y batimos un poco. La
cantidad de pimienta irá en función de lo picante que la deseemos.
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